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ARTÍCULOS: BIBLIA 

Los Diez Mandamientos de Dios


Los Diez Mandamientos de Dios

¡TU DEBERÁS SANTIFICAR EL DIA DE DESCANSO!

Tercero mandamiento

Quién hace cargo de intuir un mandamiento. Al contemplar los niños y los adultos, cómo suelen tratar de manera fútil a los mandamientos de su Dios, podría y debería sobrevenir un horror a cada persona que reflexione seriamente. Los mandamientos son aprendidos en la escuela y discutidos de modo superficial. El ser humano se da por feliz, cuando logra asimilar su contenido y es capaz de razonablemente dar explicaciones al respecto, mientras haya para él el peligro de ser preguntado sobre eso. Al salir, sin embargo, de la escuela para la vida económica, entonces también ese contenido es de pronto olvidado y, de esa forma, también su sentido. Es la mejor prueba de que en la realidad ni se interesaba por aquello que su Señor y Dios exige de él. ¡Él, sin embargo, con eso no exige nada, sino da con amor a todos los seres humanos lo que con urgencia necesitan! Pues ha sido observado por la Luz como los seres humanos se han degenerado. Por eso, Dios, cual cuidadoso educador, les ha indicado el camino que los conduce hacia la existencia eterna en el reino luminoso del espíritu, por lo tanto, hacia su felicidad. ¡Mientras la inobservancia tendrá que conducir hacia la desgracia y aniquilamiento de las criaturas humanas! Por eso mismo, en el fondo, no es cierto cuando se habla en mandamientos. Se trata, antes, de consejos muy bien intencionados, de la indicación del camino cierto a través de la materialidad, cuyo conocimiento constituyó anhelo de los propios espíritus humanos. Pero hasta mismo ese pensamiento tan bonito no produce efecto en el ser humano. Se ha aferrado literal y demasiado a sus propias ideas y nada más desea ver u oír, además de aquello que condice con los conceptos que para si mismo ha criado en su limitado saber terreno. No siente como la materialidad lo conduce cada vez más hasta el limite donde él estará por la ultima vez ante el si o el no, como siendo aquella decisión que entonces permanecerá determinante para toda su existencia, y según la cual tendrá que trillar hasta el fin de su camino así elegido, sin posibilidades de volver hacia tras. Aunque todavía en el último momento le surja el reconocimiento. Vendrá demasiado tarde y sólo contribuirá para aumentarle los tormentos.

¡Para ayudar aquí, a fin de que, a pesar de los errores, pudiese sobrevenirle el reconocimiento aún a tiempo, Dios dio a los seres humanos el tercero mandamiento, el consejo de santificar el dia de descanso! En el cumplimiento de este mandamiento, en el decorrer del tiempo, tendría despertado en cada ser humano el anhelo de esforzarse hacia la Luz y con ese anhelo se le habría mostrado, por fin, también el camino que lo conduciría hacia arriba, hacia la realización de sus deseos, que, convirtiéndose cada vez más poderosos, se condensarían en oración. ¡Entonces sería otra la posición del ser humano hoy, en la transición universal! Estaría espiritualizado, maduro para el reino que ahora tendrá que venir.

Oíd, pues, y actuad para que el cumplimiento del mandamiento allane el vuestro camino. ¡Tu deberás santificar el dia de descanso! ¡Tu! ¡Está muy evidente en las palabras, que tu deberás consagrar el dia de descanso, tu deberás santificarlo para ti! Dia de descanso es hora de descanso, por lo tanto, cuando reposas del trabajo, que tu camino en la Tierra te impone. Sin embargo, no consagras la hora de descanso, el dia de reposo, si sólo quieres cuidar de tu cuerpo. Tampoco no lo haces si solamente buscas divertimiento con juegos, bebidas o en la danza. La hora de descanso deberá conducirte para que con calma te profundes en tu pensar y intuir, que reflexiones sobre tu existencia terrena de hasta entonces, principalmente, sin embargo, siempre sobre los días de trabajo de la última semana, y que de ahí saques lecciones provechosas para tu futuro. Siempre es posible hacer un recogido de seis días, lo que pasa de eso es fácilmente olvidado. No tardará, y tu intuir se elevará lentamente y tu te tornarás buscador de la Verdad. Una vez convertido en buscador verdadero, te será también mostrado un camino. Y de la misma manera como aquí en la Tierra recorres un camino nuevo, a ti hasta entonces desconocido, solamente examinando, investigando, así deberás trillar también los nuevos caminos espirituales que ahora se abren para ti, con cuidado, paso a paso, a fin de conservar siempre suelo firme bajo tus pies. No deberás saltar, pues así aumentará el peligro de tumbar. Con tal pensar e intuir en las horas de descanso de tu existencia terrena, jamás perderás algo, al contrario, solamente lucrarás.

Nadie santifica una hora de descanso con visitas a iglesias, si al mismo tiempo no se dispone a reflexionar en su tiempo de reposo sobre aquello que allá ha oído, a fin de asimilarlo correctamente y vivir de acuerdo. El sacerdote no podrá santificar tu dia, si tu mismo no lo hicieres. Pondera siempre si el sentido verdadero de las palabras de Dios está integralmente en concordancia con tu modo de actuar. De esa manera el dia de descanso será entonces por ti santificado; pues alcanzó, a través de serena introspección, aquello contenido, para cuya finalidad fue instituido. Cada dia de descanso se tornará así un marco en tu camino que, actuando retroactivamente, brindará también a tus días de actividad grueso-material aquel valor, que esos deben tener para la madurez de tu alma. Entonces no habrán sido vividos en vano, y avanzarás constantemente. Santificar quiere decir no desperdiciar. Si descuidas de eso, desperdiciarás tu tiempo, lo cual te ha sido concedido para la madurez y, después de la transición universal, que ahora empieza a os envolver lentamente con sus rayos, solamente poco tiempo aún será dado para recuperar lo que ha sido descuidado, en la condición que empleéis ahí toda la energía que vos ha restado. ¡Santificad, por eso, el dia de descanso! ¡Sea en vuestra casa o, mejor aún, en contacto con la naturaleza, que vos ayuda a despertar en el pensar y en el intuir! Cumplid así el mandamiento del Señor. ¡Es para vuestro provecho!



¡Quien no se esfuerza para comprender bien la Palabra del Señor, se torna culpado! 



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