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ARTÍCULOS: CONOCIMIENTO 

El amor entre hombre y mujer


El amor entre hombre y mujer

Mucho ha sido escrito y hablado sobre el amor. Su concepto, sin embargo, ha sido frecuentemente destorcido. Tal vez el error más grande sea nombrar la forma física del amor entre hombre y mujer como pecaminosa. El amor, en su naturaleza, es solamente espiritual. El amor físico (erótico) es apenas su reflejo en el plan físico. El amor físico es natural y deseado por Dios. ¿Cómo las personas pueden aceptar la idea de que la naturalidad brindada por el Criador, la cual provee lugar para toda vida biológica es pecaminosa? ¿Nadie ha percibido lo cuan grande es la cantidad de energía que emana desde la fuerza sexual? ¿Nadie ha todavía fijado como brillan dos personas que son puras en el amor?

Ahí sigue otra distorsión: declarar la mujer como un ser inferior. Durante siglos, mujeres fueron usadas como moneda de cambio por sus vaquillas, tierras, y Reinos. ¡Después del cambio, donde no había espacio para el amor, el ritual de un cura supuestamente santificaba el abuso sexual en estas mujeres por los hombres, para que estos estuviesen libres del pecado!

Ya desde mucho tiempo podríamos haber deducido que la cualidad del amor entre un hombre y una mujer es determinante en la cualidad de la próxima generación. ¡Cuán diferentes son los niños que son concebidos a partir del amor de aquellos que son generados solamente a partir del sexo!

La tercera perversidad y negación del amor es la fornicación. La fornicación es un acto sexual sin el amor mental o espiritual. Por lo tanto, sexo por dinero, por paz en el matrimonio, sexo a partir de la curiosidad erótica, de la vanidad, del auto-abuso, sexo precoz, homosexualidad, sexo entre parientes, perversión, y especialmente sexo por placer. Cuando la relación sexual está basada en el amor espiritual, su motivador es el deseo de brindar cariño a la pareja, a fines de equilibrar la energía sexual de su espíritu. ¡Luego, es un acto de donación! Cuando la relación sexual esta basada en el egoísmo, su motivación es de obtener placer solamente para sí. Y, como resultado de estas razones de conflicto: dar – recibir acciones energéticas a partir de procesos eróticos ocurren completamente diferentes. Si el motivo es dar, entonces la pareja recibe energía y es agradecida al amor, sintiéndose tonificada, equilibrada, y feliz. ¡No se siente cansada! Sin embargo, si el motivo es apenas recibir, entonces el espíritu de la pareja es privado de energía y el resultado es una sensación de cansancio, de disgusto, de futilidad. ¡Dios ha prohibido a las personas del acto de la fornicación para su propio bien! El resultado de la fornicación es la perdida del poder sexual y vital. No importando si ocurre dentro o fuera del matrimonio.

La cuarta distorsión es el hecho de mantenerse el proceso del amor físico bajo un velo de secretos.

La luz no tiene secretos. Los jóvenes deberían ser plenamente informados al respecto. Sin embargo, el papel de instructor ha sido frecuentemente ejercido por personas para las cuales nada importa, excepto la materia física. Son los llamados sexólogos. ¡Como si el amor pudiese ser estudiado! ¿Qué pueden decir sobre la espiritualidad y los sentimientos, que son requisitos para el amor verdadero? ¡Solamente saben enseñar como fornicar! En su opinión, la finalidad del acto sexual es descargar la energía sexual, así llamada gratificación sexual, y no donar a su pareja el poder sexual.

Otra manifestación de distorsión y de ignorancia es la de alegar que el único propósito de la ligación sexual es el de la reproducción. Estos tienen como ideal una familia con doce hijos cuyos padres ni siquiera pueden proveer, educar con responsabilidad o darles la atención que se requiere. El resultado entonces no es el paraíso en la tierra, el cual deberíamos construir, pero sí el valle de lagrimas donde solamente la esperanza por el “cielo tras la muerte” es muy bien vendida. ¡La sabiduría del amor también incluye la paternidad consciente y responsable!

La sexta manifestación de distorsión es actuar contra la creatividad, por lo tanto, también contra la creatividad del amor. El entorpecimiento y estereotipo resultan en la perdida de la alegría y del amor.


Condiciones para alcanzar el verdadero amor:


La primera condición es la dimensión espiritual desarrollada del ser humano. Solamente personas vivas en su espíritu son capaces de recibir la radiación del amor del Criador, de ser alcanzadas por ella y de así poder brindarla a su pareja. En este caso, el amor espiritual y emocional controla la dirección del instinto sexual. La conducción espiritual de estos seres humanos proporciona el encuentro de su pareja ideal, en el tiempo cierto. Las personas que no desarrollaron su dimensión espiritual son incapaces de amar verdaderamente.

La segunda condición del verdadero amor es la igualdad. La igualdad no se trata solamente de un estado legal. Para comprenderla, necesitamos, en primer lugar, percibir que el espíritu femenino es distinto del masculino. Los hombres son caracterizados por su energía creativa activa – por su actividad, tenacidad, firmeza, racionalismo, y están mejores instrumentados para la vida material. Por otro lado, las mujeres son caracterizadas por su energía creativa pasiva, por la facultad de receptividad, intuición, adaptación, sensibilidad, y están mejores capacitadas para percibir el mundo espiritual. Los hombres poseen una predisposición más grande para tener una visión racional del mundo mientras las mujeres ven el mundo más emocionalmente. Sus conexiones mentales interiores enriquece a ambos, permitiendo una visión más coherente del mundo y complementando un al otro. Estar conciente de las cualidades del sexo opuesto es fundamental para la construcción del amor. Lo que amamos en la otra persona son las características de su personalidad que tremolan bajo la voluntad de Dios, y las cuales no poseemos. Entonces, en la realidad, amando nuestra pareja, estamos amando a Dios, la fuente de toda bondad.

La tercera condición para el amor verdadero es la humildad – la percepción de su propia imperfección. Desde el amor por la pareja, intentase, en primer lugar, esconder sus propios rasgos malos y así eliminarlos. Este esfuerzo es la concreta manifestación del amor; es el don más grande, pues exige el esfuerzo máximo. ¡Nadie quiere cambiarse a sí mismo! Solamente la magia del amor es el gatillo que transforma la característica propia con la intención de brindar alegría a la persona amada. Por lo tanto, el amor es el estímulo más grande para el crecimiento espiritual.

La cuarta condición para el verdadero amor es la completa transparencia y sinceridad. Es necesario que se diga todo a la pareja; ¡es la única manera de tornarse parte uno del otro! Aquellos que no logran eso no son merecedores del amor verdadero. Los sexólogos, al contrario, enseñan a las parejas sobre los llamados juegos conyugales, cuya esencia es la simulación de un comportamiento. Las parejas tienen que actuar como actores y no llevan nada en serio; juegan el juego de la vida, en la propia vida real.

Así siguen los llamados matrimonios; pues de otra forma serían denominados polígamos (existiendo más que una pareja). Pero quienes dicen tales cosas jamás experimentaron el estado del verdadero amor. ¡El amor es perfectamente monogámico! Cuando un hombre y una mujer están conectados internamente, ambos permanecen automáticamente “capados” y cerrados para otros. Significa que no logran ver a otros como objetos sexuales.

Debido al hecho de las relaciones verdaderas haber virtualmente desaparecido, el deseo por el sexo opuesto surge en nuestro subconsciente; y todos, solteros y casados, son constantemente atraídos eróticamente por el sexo opuesto. Su subconsciente está continuamente buscando por el amor verdadero, no siendo capaz de encontrarlo.

La quinta condición para el amor verdadero es la completa desconsideración de poses materiales, y de relaciones sociales y familiares en el relacionamiento. Ah de aquellos que intentan impedir el amor verdadero por tales motivos. ¡Lo que Dios ha unido, que ningún ser humano separe! El amor es la negación de la influencia del mal; por lo tanto, a través de los adversarios del amor verdadero, el mal atribuye tal importancia a los motivos legales y racionales.

La sexta condición para el amor verdadero es estar preparado para él y orar por él. Para los que tocan, la puerta será abierta. Sin embargo, deben ser merecedores del amor verdadero y estar preparados para él. Conforme la ley de la uniformidad, el hombre preparado encuentra la mujer preparada y el hombre inhábil encuentra la mujer inhábil. En el ultimo caso, hay solamente una solución: los esfuerzos mutuos hacia el perfeccionamiento; pues fue para tal fin es que se han encontrado. Así, pueden ambos convertirse en personas mejores.

El amor verdadero entre un hombre y una mujer es el donar reciproco – la donación incondicional y sin exigencia de reconocimiento, pues esta es la naturaleza del mundo. Aquellos que interrumpen el acto de donar, pierden la capacidad de amar. Por lo tanto, caen en el egoísmo, en la soledad y en el desespero. No son punidos; sino que se punen a sí mismos por el desrespecto a la orden espiritual de la Creación.


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